En la Biblia encontramos siete familias muy especiales cuyas mujeres eran estériles, o sea, que no podían tener la bendición de ser madres. Pero cuando Dios intervino en estas familias, pudieron ser testigos del milagro de la vida.

El primer nacimiento milagroso fue el de Isaac. Pero cada uno de estos niños que nacieron producto de un milagro divino, llevaba alguna característica de el más grande de los nacimientos milagrosos: ¡Jesús!

1. Isaac:
Su madre, Sara, tenía 90 años. Su nacimiento fue el cumplimiento de una promesa hecha por Dios a su padre Abraham unos 20 años antes. Esto nos muestra que debemos esperar con fe y pacientemente las promesas de Dios. Una de las características sobresalientes del carácter de Isaac, fue el de ser tan obediente que estuvo dispuesto a entregar su vida para obedecer a Dios. De la misma manera, Jesús entregó su vida por nosotros.

2. Jacob:
Isaac, su padre, oró por 20 años para que, junto con su esposa Rebeca, pudieran tener un hijo. Dios los escuchó y obró para que ellos fueran padres. Una gran sorpresa para ellos fue que tuvieron mellizos. A pesar de varios defectos del carácter de Jacob, en todo momento él buscó la primogenitura, o sea, ser el sacerdote de su familia y el líder espiritual. Con él comienza el Israel literal, y con Jesús, el Israel espiritual.

 

3. José:
También fue un nacimiento milagroso, ya que su madre Raquel no podía tener hijos. Fue un joven muy especial, que a pesar de que fue rechazado por sus propios hermanos, como Jesús, permaneció fiel y resistió la tentación. Termina su vida perdonando a sus hermanos y los lleva a vivir donde él vivía. ¿No te recuerda mucho a Jesús?

 

4. Sansón:
En la época de su nacimiento todo era muy caótico. No había líderes y cada uno hacía lo que bien le parecía, que, generalmente, era lo malo. Durante 40 años, los Israelitas fueron oprimidos por los Filisteos. El pueblo oraba por un Libertador y Dios les respondió con el nacimiento de Sansón, para que los libertara de sus opresores. Es interesante que con su muerte hizo más daño a los enemigos que durante su vida. Jesús hizo cosas maravillosas  urante su vida, pero con su muerte hirió a la serpiente antigua, llamado diablo y satanás, en la cabeza. Con su muerte nos dió la mayor de todas las victorias.

 

5. Samuel:
Ana, su madre, también era estéril. Ella oró con fe a Dios. Su oración fue contestada y nació Samuel. Como descendiente de Leví, sirvió como sacerdote en el templo, ministrando en favor de su pueblo.
La Biblia también nos dice que Jesús es nuestro Sumo Sacerdote en el templo celestial e intercede por nosotros ante el Padre.

 

6. El hijo de la Sunamita:
Cada vez que Eliseo pasaba por Sunem, una mujer importante invitaba al profeta de Dios a comer. Ella le propuso a su esposo construir un cuarto para que cuando el profeta Eliseo pasara, pudiera hospedarse. Eliseo quiso agradecerle haciendo algo por ella. Giezi, el criado de Eliseo, le informó que esta pareja no tenía hijos y que su marido era anciano. Eliseo la llamó y le profetizó que al siguiente año ella sería madre. Dios cumplió, pero al crecer el niño, este murió. Dios usó al mismo Eliseo para resucitarlo. Otra vez encontramos en este niño algo similar a Jesús, que también murió, pero resucitó, triunfando sobre la muerte.

 

7. Juan el Bautista:
Su padre recibió la noticia que iba a ser padre, mientras estaba sirviendo en el templo. No creyó en este milagro al principio, y perdió el habla hasta que se cumplió la palabra de Dios. El ministerio de Juan el Bautista se caracterizó por preparar el camino para que la gente recibiera a Jesús. Al igual que Jesús, nunca buscó su propia gloria sino la del Padre.

En esta época del año, volvemos a leer y repasar el nacimiento de Jesús. ¡Un misterio, un milagro del cielo! Su nombre, Jesús, resume su misión: “Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” (Mateo 1:21)
Cada uno de los nacimientos milagrosos refleja algo del carácter y la misión de Jesús. Pero el mayor de todos los milagros es que Jesús quiere nacer de nuevo en tu corazón.

 

Colosenses 1:27: “A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” Dios en ti, espiritualmente, como en María, literalmente, ¡es el mayor de todos los regalos para este tiempo!