Mientras visito nuestras congregaciones hispanas, noto con más frecuencia una triste realidad. Solo la
generación Z está en la iglesia. ¿Qué pasa con nuestros miembros de la generación millennials y de la
generación X?

¿Dónde están ahora? Mientras examino las congregaciones y pregunto, la respuesta parece ser la
misma: ¡Están fuera de la iglesia! Me pregunto: ¿Por qué? ¿Qué hicimos mal como iglesia? ¿Por qué
sienten que es mejor estar fuera que estar adentro? El tema se vuelve más relevante cuando los padres
se acercan a mí y me comparten su desconcierto por el hecho de que sus hijos asistieron a la iglesia
cuando eran niños y algunos, incluso, fueron a nuestras escuelas.

Una percepción parece surgir en respuesta al hecho de que esas generaciones estén ausentes de la
iglesia. "Solo quieren experimentar el mundo", dijo un miembro. Otros parecen pensar que las nuevas
generaciones quieren traer el mundo a nuestras Iglesias, trayendo cambios en el estilo musical y el
código de vestimenta. Hace unos días leí un artículo en el New York Times bajo el título: " ‘Ok Boomer’
marca el final de las amistosas relaciones generacionales". El argumento del artículo parece indicar que
las nuevas generaciones guardan resentimiento con las generaciones anteriores por su inconsistencia. El
argumento es que las generaciones anteriores hicieron la vida más difícil por las decisiones que tomaron
y ahora critican a las nuevas generaciones por no superar esos desafíos. Sin duda hay espacio para
argumentos y culpa en todas direcciones.

Abordando esos problemas en nuestro territorio y asegurando que ninguna otra generación se pierda en
la incomprensible realidad de la incertidumbre, debemos lanzar un nuevo énfasis en nuestro ministerio
hispano en la Unión de Mid-America. Se alienta a la Federación de Jóvenes y otros ministerios de la
iglesia a realizar encuestas y evaluaciones en cada actividad que realicen para determinar la eficacia de
su programación y el grado de participación de las personas a las que sirven. También debemos ser
intencionales en la divulgación y participación de nuestras nuevas generaciones en las agendas de la
iglesia. Las iglesias también deben ser estimuladas a considerar seriamente capacitar a nuestros jóvenes
en posiciones de liderazgo que tradicionalmente han pertenecido solo a adultos y a tener en cuenta sus
necesidades y desafíos a medida que crecen y se alejan de la influencia de la cultura y el mundo. Y sobre
todo, animamos a todos a mostrar el amor de Cristo y a servir a los demás con abnegación como si
sirviéramos al Maestro. Después de todo, somos un mismo cuerpo. Y por si eso fuera poco, la profecía
de Joel 2:28 dice: "Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros
hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones." Eso significa
que nuestros jóvenes están incluídos como participantes activos en la transmisión de este mensaje a la
última generación.

Debiéramos preguntarnos: ¿Estamos siendo consistentes con la visión que Dios tiene para su iglesia?
¿Estamos siguiendo el patrón que Dios ha establecido y promoviendo el enfoque que Dios desea que su
pueblo manifieste en el tiempo del fin? Dios permita que así sea en cada una de nuestras iglesias en este
territorio.

By Eduardo Jacobo, Hispanic Ministries Coordinator, Minnesota Conference

ENGLISH VERSION

As I visit our Hispanic congregations, I notice a sad reality more often. Only the Generation Z is in the church. What about our members of the Millennial generation and  Generation X?

Where are you now? As I survey the congregations and ask, the answer seems to be the same: They are out of the church! I wonder why? What did we do wrong as a church? Why do they feel that it is better to be outside rather than inside? The issue becomes more relevant when parents come up to me and share their bewilderment that their children attended church when they were young and some even went to our schools.

A perception seems to arise in response to the fact that these generations are absent from the church. “They just want to experience the world,” one member said. Others seem to think that the new generations want to bring the world to into our Churches, by bringing changes to the musical style and dress code. A few days ago I read an article in the New York Times under the headline: “‘OK Boomer’ Marks the End of Friendly Generational Relations” The argument the article seems to indicate is that the new generations hold resentment with the previous generations for their inconsistency. The argument is that previous generations made life more difficult by the decisions they made and now they criticize the new generations for not overcoming those challenges. There is certainly room for arguments and blame in all directions.

By addressing those issues in our territory and ensuring that no other generation is lost in the incomprehensible reality of uncertainty, we must launch a new emphasis in our Hispanic ministry in the Mid-America Union. The Youth Federation and other ministries of the church need to conduct surveys and evaluations from each activity they carry out to determine the effectiveness. Their programming and the degree of participation of the people they serve. We must also be intentional in the dissemination and participation of our new generations in the agendas of the church. Churches should also be encouraged to seriously consider training of our young people. Training in leadership positions that have traditionally belonged only to adults and to take into account their needs and challenges as they grow and move away from the influence of the culture and the world. Above all, we need to encourage everyone to show the love of Christ and serve others selflessly as if we serve the Master. After all, we are one body. And if that were not enough, the prophecy Joel 2:28 says, “And after this I will pour out my Spirit on all flesh, and your sons and your daughters; your old men will dream dreams, and your young men will see visions.” That means that our young people are included as active participants in the transmission of this message to the Last generation.

We should ask ourselves: Are we being consistent with the vision that God has for his church? Are we following the pattern that God has established and promoting the approach that God wants His people to manifest in the time of the end? God allow it to be so in each of our churches in this territory.

By Eduardo Jacobo, Hispanic Ministries Coordinator, Minnesota Conference